La historia de Víctor Juan

Kirguistán

Hola, mi nombre es Victor João Mafra, soy brasileño originario de la ciudad de Belém do Pará, pero antes de ser voluntario en Asia Central vivía en Rio Grande do Sul. Decidí ser voluntario cuando escuché la predicación del pastor Elbert Kuhn en un camporee en la ciudad de Paraná. Compartió su experiencia cuando estuvo en Mongolia y todo lo que pasó en ese país; entonces fue entonces que sentí en mi corazón el llamado de Dios para poder experimentar el servicio y la dependencia total de él.

Viviendo aquí en Kirguistán, me sorprendió la cantidad de personas que no saben acerca de Cristo, acerca de Jesús y la salvación. Aquí la gente ve a Dios como un Dios estricto, serio y riguroso, en fin, un Dios que no ama.

Pero estando aquí pude explicar que nuestro Dios es un Dios de amor, que está cerca de nosotros y que cuida de las personas.

Una de las mejores experiencias que he tenido aquí es que mis amigos vienen a mí y me hacen preguntas acerca de este Dios consolador y amoroso y puedo testificar de él sin ningún problema. La gente aquí quiere conocer a nuestro Dios.

Si estás pensando en ser voluntario y tal vez estás dudando en dar un año de tu vida a Dios, tal vez pensando que perderás otras oportunidades, ¡Para nada! No pienses así y no tengas miedo porque Dios ya tiene todo planeado para tu vida, esto es algo que no podemos entender pero él te está esperando.

Él quiere que tengas una experiencia espiritual y profesional y esta es otra experiencia que tengo, hoy hablo cuatro idiomas: portugués, inglés, español y ruso. Estos dos últimos idiomas los pude aprender aquí en este país conviviendo con la gente y otros voluntarios hispanos, ahora estoy aprendiendo un quinto idioma que es el kirguís, el idioma oficial de Kirguistán. Ahora mi currículum se ve muy bien pero ese no era mi objetivo, era la voluntad de Dios y aprendí durante mi voluntariado en Asia Central, porque así puedo comunicarme con mis contactos y explicar más profunda y fácilmente sobre mi fe en diferentes idiomas.

Entrega tu vida y tus caminos a Dios, confía siempre en él. Cuando trabajas para Dios el te colmará de bendiciones, no dudes, sus caminos y su voluntad son perfectos, acepta su llamado.